martes, 17 de mayo de 2005

lluvia

La primavera debe ser esto. (O se le debe parecer mucho.) Dormir fatal, tener pocas ganas de nada, pelearse en privado con las alergias. Tener la cazadora a mano, no sea que. Levantarse y descubrir que, como hoy, llueve; escuchar, después de que apagas el despertador, el agua que cae al otro lado de la ventana cerrada, no creerlo, acercarte y sí: todo en gris sucio y el ruido de los coches sobre el asfalto mojado.

Y buscar un paraguas. Y pararse un momento, pensar qué importa si no voy hoy...


Y no, claro. Hay que moverse. Preparar la mochila, buscar un calzado menos comprometido. Buscar algo ligero para leer en un metro que estará hoy saturado de olor a ropa húmeda, erizado de paraguas mojados.



Martes.