sábado, 10 de septiembre de 2005

sábado afternoon

Vengo de comer por ahí, por el centro. Había que hacer unas cosillas, y ya de paso, carpaccio y un poco de vino tinto, combinación irresistible.

Después de la comida, claro, un paseíto por tiendas: ropa, complementos; y una incursión breve en la FNAC para ir tanteando cómo se presenta el nuevo curso. Demasiado breve, o a lo mejor me he entretenido más de la cuenta, el caso es que ha habido que salir por piernas...


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Anoche, en una pequeña maratón, terminé de ver Firefly. Ya saben, la serie frustrada de Joss Buffy Whedon. No sé qué decirles que no puedan imaginar. Me gustó, sí. Dependiendo del capítulo, me gustó mucho o muchísimo. En general, merece la pena. Es un producto inteligente, bien disfrazado y con dos o tres ideas de guión y de ambientación más que notables. Quizá alguien se decida a emitirla en nuestro país, vaya usted a saber...

Mientras tanto, esperaremos el estreno del largometraje, a ver cómo se maneja el señor Whedon en pantalla grande.


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La incursión en la FNAC no ha terminado sin resultados tangibles, no crean. Me he traído a casa el último número de The New Yorker, un especial dedicado a la comida que incluye (ese ha sido el anzuelo que no he podido evitar morder) un puñadito de cartoons de Charles Addams, además de una ilustración de Loustal, un montón de artículos que parecen jugosos y, como anécdota, un texto en el que se habla de cómo se sirve el perro en Vietnam...