martes, 25 de octubre de 2005

la música bien alta...


A veces, cuando uno llega a casa tarde y cansado, cuando ha escuchado demasiadas sandeces en el curro, cuando en el metro no se puede respirar y el sudor te corre por la nuca, cuando en la televisión no hay más que bobadas y el día siguiente parece que va a ser más de lo mismo, si no peor... A veces, a veces... ¿No les apetece atronar a los vecinos, reventar los amplificadores, dejar que suenen, no sé, Los Ramones a todo trapo, dejar que la tensión se les escurra del cuerpo con una cerveza fría y Sheena, la punkette de jeans rotos y pelo cortado a mordiscos...?




Esas cosas. Sí, hoy ha habido reunión y se han escuchado sandeces, pero también peligrosísimas ingenuidades, simplezas imperdonables... y sale uno como desolado, como derrotado (en privado, claro; sin aspavientos); desilusionado.

Más aún.

Y las cosas van deteriorándose a buen ritmo, y se van sucediendo las situaciones dignas de un boicot de los de antes, de los de pancarta, silbato y mucha mala hostia... pero va a ser que no, al final.

Como va siendo ya costumbre.

Ah, pero no crean. Nada de sorpresas. Y somos, los que somos, más recios de lo que nos gusta aparentar... Y la cosa va para largo.

(Eso sí, lo siento por ustedes, que todavía tendrán que leer unos cuantos de estos arrebatos en clave que no tienen necesidad de leer, pero es lo que hay.)