jueves, 17 de noviembre de 2005

luna llena

Brillaba entre los árboles del Paseo del Prado, hace un rato.

Quizá alguien la mira ahora desde su ventana. El cristal estará frío, el asfalto brillará como el charol de los viejos zapatos de domingo... y quién sabe si no habrá un espejo cerca, detrás. Un espejo de cuerpo entero, de fondo oscuro y líquido, de óvalo perturbador...



Un espejo al que acercarse con los ojos llenos aún de luz de luna; un espejo desde el que caer...

Como cada noche.