viernes, 6 de abril de 2007

viernes santo

Como es de ley, amanece lluvioso, gris, frío.

Hay un silencio desconcertante en la calle. ¿Será verdad que todo el mundo está de vacaciones?

Yo, mientras tanto, voy acumulando agravios: a ver, ¿a cuento de qué el afán, en Cuatro, por reponer episodios antiguos de las series estos días y guardar las entregas nuevas para... para la semana próxima, imagino? Mal, mal... que uno hace un barrido catódico y tropieza con romanos y crucificados allá donde mira...

Por suerte, tengo la recámara bien surtida de balas. Anoche disfruté con Domino, película supervitaminada y hasta mineralizada de Tony Scott, una de esas estilizadas naderías que te dejan enganchado a la butaca hasta que aparecen los créditos de cierre. (Además, y como guiño personal, el gran Tom Waits tiene un brevísimo papel hacia el final de la película.)

Para estos días de pasión y resurrección tengo, además, Déjà vu, también de Tony Scott, que promete ir en la misma línea, y varios episodios de cosas pendientes. No caeré en las garras de Barrabás o similares...

¿Qué más les cuento? Hoy también he actualizado aquí al lado... Y sigo leyendo. A ratitos. Por ejemplo, esta mañana he saboreado el trabajo de Jaime Hernández en la última entrega de Love & Rockets: de pronto, el personaje de Vivian demuestra tener una hondura que hasta hoy no le conocíamos.

En fin... buenos días. A ver si luego...

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