jueves, 21 de abril de 2011

lint

He estado leyendo (del tirón, sí) el Lint de Chris Ware, vigésima entrega de su Acme Novelty Library, y poco puedo añadir a los halagos que ha recibido por parte de todo el mundo: es una absoluta barbaridad técnica, inventa (y reinventa) en cada página, utiliza recursos que ni sabíamos que se podían imaginar. Es un auténtico tratado de gramática, el más nuevo y el más radical. Otra cosa es que, de nuevo, a mí no me llegue. No me importa que la vida del protagonista sea más o menos previsible, tediosa, gris, como no me importa que sea un personajes anodino. El problema es que toda la historia, el libro, me deja completamente frío. Como lector, quiero decir.

Sé que sería una discusión larga, lo ha sido en no pocas ocasiones. Hay una dicotomía clara: disfruto con el Ware que investiga y lleva el lenguaje de la Historieta tan lejos como nadie lo ha llevado (y no exagero), me asombra y me intriga, me estimula... pero el Ware que cuenta historias, el que trabaja artefactos de ficción, me deja frío, me aburre, me pone de mal humor. Digamos que puede maravillarme la perfección técnica de un malabarista, puedo apreciar y disfrutar de la ejecución de su número... pero en realidad no me va el circo, prefiero al ilusionista que juega sus cartas en primera línea, ahí mismo, y que consigue engañarme, que me escamotea la reina de corazones delante de mis narices. (En ambos casos es fundamental la técnica, pero en el segundo ésta es invisible... igual va por ahí...)

Así están las cosas.

Por otra parte, el jueves se va pasando despacito y con poco sobresalto. Hasta salió el sol, hace ya un rato. Ahora corre el aire y el cielo está gris, y yo sigo aquí, trasteando.

6 comentarios:

tirafrutas dijo...

"(En ambos casos es fundamental la técnica, pero en el segundo ésta es invisible... igual va por ahí...)"

Ahí está la tecla, bien pulsada. Ware se entretiene en demasía en el continente y olvida que el contenido ha de tener algo intangible: alma.

AnnieChristian dijo...

Estoy contigo. Yo no entiendo gran cosa de esto, pero después de los halagos me encontré con un marionetista que nos enseña la maravillosa calidad de los hilos y que se olvida de lo que hacen los marionetas.

Álvaro Pons dijo...

Que conste que yo soy de los fascinados por Ware y que creo que sí que tiene alma, pero reconozco que con Lint me ha pasado como con Watchmen, que en un momento dado, me he dado cuenta de que no estaba leyendo el tebeo, estaba fascinado por cómo me lo estaba contando...

fcnaranjo dijo...

Ese es el problema: está tan centrado en la carpintería que acaba por no potenciar lo demás...

Octavio B. (señor punch) dijo...

pues cada uno aportará su experiencia. La mía, muy al contrario fue la de 1º arrebato por la forma, pero 2º, desde esa mirada casi pre verbal en que piensa qLint que papá y mamá están bailando (y no... lo dejo así) vino la empatía con una tristeza agria, con esa forma de ver una vida tan desde dentro como nuncame habían mostrado. Ni los Hernández me han metido de un modo tan brutal en un personaje, en su desasosiego (y no es el único "momentazo" narrativo emocional).
Me ha parecido un tebeo tristísimo, de llorar incluso, ante la desgracia abrumadora que es injusta incluso sobre un mediocre como Lint.

En fin, lo dicho, experiencias subjetivas.

fcnaranjo dijo...

claro, es que hablamos siempre desde lo subjetivo: yo no sé hacerlo de otra manera