lunes, 12 de agosto de 2013

que es lunes...

La vida del superhéroe en verano es bien sufrida, se harán ustedes una idea a poco que hayan leído un poquito... El calor y los uniformes, incluso si son de moléculas inestables, hacen mala combinación y se queda uno todo rozado... Les ahorro los detalles...

De vuelta de la peluquería les cuento que estos días he visto por fin un par de cosas que llevaba tiempo queriendo ver. Por una parte Cloud Atlas (El atlas de las nubes aquí), que me ha sorprendido de manera muy agradable: que dure casi tres hora y la haya visto del tirón dice mucho de la película. No voy a entrar en los problemas de adaptación porque la novela no la he leído, y no voy a hacer hincapié en esos maquillajes un poquito acartonados, porque ya todo el mundo lo ha señalado y sus buenos chistes se han hecho al respecto. Sí voy a decir, aunque sea pecar de obvio, que los actores están muy bien y que el montaje, todo el rompecabezas narrativo, se sostiene con gracia y consigue mantener la tensión en todo momento, que no es poco. Merece la pena que le echen un ojo, si todavía no la vieron.

Por otra parte, y agárrense que vienen curvas, Prometheus, que tanta tinta friqui ha hecho correr. Prometheus, firmada por Ridley Scott, y que es una precuela de su mítica Alien. ¿Diagnóstico? Pues miren, al guionista que hay en mí lo tuve que atar e inmovilizar durante el primer tercio de la película, y ya para el resto le vendé, además, los ojos, para evitarle padecimientos innecesarios... pero yo la disfruté mucho. Es un delirio, es una cosa como del Metal Hurlant clásico, es un despropósito... pero también, a lo mejor por todo eso, está muy cerquita de la perfección. Reconocer los síntomas: esos restos de baba que encuentran los cosmonautas nada más adentrarse en la estructura alienígena. Dejarse hipnotizar por los espacios y la penumbra. La criatura tentacular y viscosa, lovecraftiana. El embrión ciego que ya prefigura lo que ustedes y yo sabemos. 

Que yo quiero ver la siguiente, vaya... Aunque tenga que encerrar al guionista que hay en mí en el cuarto oscuro...


Les dejo ahora que tengo que regar las plantas...

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